sábado, 5 de septiembre de 2009

5 de Septiembre - Obdulio




    ""Yo era chiquilín y futbolero, y como todos los uruguayos estaba prendido a la radio, escuchando la final de la Copa del Mundo. Cuando la voz de Carlos Solé me transmitió la triste noticia del gol brasileño, se me cayó el alma al piso. Entonces recurrí al más poderoso de mis amigos. Prometí a Dios una cantidad de sacrificios a cambió de que Él se apareciera en Maracaná y diera vuelta el partido.
Nunca conseguí recordar las muchas cosas que había prometido, y por eso nunca pude cumplirlas. Además, la victoria de Uruguay ante la mayor multitud jamás reunida en un partido de fútbol había sido sin duda un milagro, pero el milagro había sido más bien obra de un mortal de carne y hueso llamado Obdulio Varela. Obdulio había enfriado el partido, cuando se nos venía encima la avalancha, y después se había echado el cuadro entero al hombro y a puro coraje había empujado contra viento y marea.
Al fin de aquella jornada, los periodistas acosaron al héroe. Y él no se golpeó el pecho proclamando que somos los mejores y no hay quien pueda con la garra charrúa:
—Fue casualidad —murmuró Obdulio, meneando la cabeza. Y cuando quisieron fotografiarlo, se puso de espaldas.
Pasó esa noche bebiendo cerveza, de bar en bar, abrazado a los vencidos, en los mostradores de Río de Janeiro. Los brasileños lloraban. Nadie lo reconoció. Al día siguiente, huyó del gentío que lo esperaba en el aeropuerto de Montevideo, donde su nombre brillaba en un enorme letrero luminoso. En medio de la euforia, se escabulló disfrazado de Humphrey Bogart, con un sombrero metido hasta la nariz y un impermeable de solapas levantadas.
En recompensa por la hazaña, los dirigentes del fútbol uruguayo se otorgaron a sí mismos medallas de oro. A los jugadores les dieron medallas de plata y algún dinero. El premio que recibió Obdulio le alcanzó para comprar un Ford del año 31, que fue robado a la semana"".
Fuente: wikipedia; "patriagrande.net/uruguay/eduardo.galeano"



Obdulio Varela y el Maracanazo.





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    Para los más conocedores de los aires andinos “Obdulio y Julián” es el mejor de los duetos colombianos del siglo XX. Obdulio Sánchez, natural de Aguadas, y Julián Restrepo, de Medellín, nacidos ambos a principios del siglo, se iniciaron en la música por caminos diferentes, hasta que una noche de canciones y aguardiente en el bar “La Lagartija” de Medellín el destino los juntó. Era el año de 1927
Bambuqueros sin par, “Obdulio y Julián” empezaron a grabar en 1951 con la disquera “Sonolux”, siendo sus primeros grandes éxitos “Antioqueñita”, “Dolor sin nombre”, “Amor inútil”, “Qué puedo hacer yo, Dios mío!”, “Los arrieros”, "Corazones sin rumbo", "Terrible instante", y otras más.
No hubo ventana de antioqueña joven, “del jardín de Colombia las más bonitas”, que durante los años entre el 30 y el 60 no se abriera para escucharlos en serenata.
El dueto tuvo una duración de 33 años, con algunas de esas pasajeras separaciones que son normales en este tipo de “sociedades”. Se termina el 10 de abril de 1961 a la muerte de Julián cuando un vehículo sin control lo ambiste contra una pared en la calle Maturín con la carrera San Félix de Medellín, mientras charlaba con unos amigos.
Ante la ausencia de Julián, Obdulio trata de conformar un nuevo dueto que tenga la misma gran trascendencia de “Obdulio y Julián” pero no lo logra en tal grado. Primero con “La silga” Antonio Ríos y luego con Rafael Ortiz, pero no alcanzaron de ninguna manera la gran popularidad del inolvidable dueto original.
Retirado de la música y alejado de sus amigos, Obdulio se recluye en el Asilo “La Casa del Buen Dios” de Medellín, en donde pasa sus últimos años hasta su fallecimiento el 29 de enero de 1972.
Por fortuna para los amantes de su música, quedaron bastantes grabaciones de la producción de “Obdulio y Julián” y en el año 1997 “Sonolux” sacó al mercado un album de dos CD’s con los 40 temas más representativos de su repertorio.
Difícilmente volveremos a escuchar un dueto que interprete nuestros bambucos y pasillos con el sabor y sentimiento con que lo hacían este parte de “pesos pesados”, que de verdad lo fueron, musical y fisicamente. Fuente: geocities.com




Antioqueñita - Dueto de Antaño.




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