sábado, 20 de febrero de 2010

20 de Febrero - Zenobio




Lo conocieron como el padre del Huaylarsh porque a su violín le arrancó las notas precisas para bailar con la fuerza del zapateo; fue natural de Chupuro, un pueblito de Huancayo. Don Zenobio Dagha Sapaico, tuvo el mérito de recoger el huaylarsh de las comunidades del Mantaro para insertarlas en las fiestas de Huacayo, primero, luego en Lima y hacerla traspasar fronteras.
Dagha se inspiró evocando la recolección de la papa y le puso coreografía, ritmo y melodía. Así nacieron temas “Aires de Huancayo”; “Lamento Huanca” (“Vengo de lejos / traigo flores entres mis brazos…”); “Vaso de cristal”; “Casarme quiero” (“Traiga tus papeles, cholita….”); “Atún Xauxa”; “Corazón huanca”; “Noches de Santiago”, “Soy huancaíno” , entre tantos éxitos, cantados por intérpretes de la talla de Flor Pucarina, Picaflor de los Andes y Alicia Maguiña.


Zenobio Dagha.



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Es un estudioso de la naturaleza del Chile decimonónico. Desde su nacimiento, el arte de escribir es, ante todo, el reflejo de los sentimientos e ideas de los autores que ven, a través de la escritura, la huella literaria representante de un tiempo que avanza sigilosamente en el reloj de la vida. Es así como podemos encontrar en las bibliotecas una extensa variedad de emociones que, sin duda, son nuestra máquina del tiempo. La literatura tiene este poder. Mirar el reloj en la pared y ver como las manillas retroceden para llevarnos a remotos tiempos donde el pasado se transforma en presente. Justamente en este tipo de viajes presente-pasado, se sitúa el texto escrito por el académico Zenobio Saldivia, quien, a través de sus palabras, nos ubica en un tiempo remoto en el cual se comienza a escribir la historia chilena y también la historia del cuerpo físico del país, con los criterios científicos ya aceptados por Europa.
Fuente: critica.cl




Repartición

Dos rubíes para mí,
una perla para ti,
dijo una señora
perfumada de alhelí.

Señora:
- La perla no la quiero yo-
son flores lo que añoro
rosas y lirios para mí,
pan y trigo para mis hermanos.
-¡Extraña niña!- dijo la señora, perfumada de alhelí;
desdeña las preciosas piedras,
quiere las rudas espigas
y clama...por todos...
¿quiénes son tus hermanos?
¡Los latinoamericanos!





Libros de Zenobio Saldivia.

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