martes, 6 de abril de 2010

6 de Abril - Gerardo




Pintor alemán nacido en Dresde en 1932. Entre 1952 y 1956 estudia en la Academia de Arte de Dresde, donde recibe una enseñanza rigurosa basada en el realimo social, en la tradición de la pintura de trompe-l'oeil, donde todas las otras tendencias modernas están proscritas. Pronto se da cuenta de que tiene que abandonar este ambiente, y entre 1961 y 1963 estudia en la Academia de Düsseldorf, donde la tendencia vigente es la abstracción tachista.
Durante los primeros sesenta ve en la obra de Lichtenstein las posibilidades que ofrece el uso de métodos poco convencionales para crear cuadros; esta influencia, unida al ambiente iconoclasta del movimiento Fluxus, le llevan a crear numerosas foto-pinturas, todas ellas más fotográficas que las transposiciones de Rauschenberg y mucho más pictóricas que las apropiaciones que Warhol hace de la iconografía de los medios de comunicación.

















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Nace Gerardo Diego en Santander el 3 de octubre de 1896. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Deusto y posteriormente en las de Salamanca y Madrid, donde se doctoró. Fue uno de los más activos organizadores del Homenaje a Góngora que celebró la generación en 1927, con motivo del centenario del gran poeta cordobés. Ese mismo año fundó y dirigió la revista "Carmen". Participó, con Juan Larrea y Vicente Huidobro, en el movimiento "creacionista". También sería representante del llamado "ultraísmo".
En 1947 ingresa en la Real Academia Española y en 1956 recibe el Premio Nacional de Literatura por "Paisaje con figuras". Fue premio Cervantes de Literatura en 1979, compartido con Jorge Luis Borges.
Gerardo Diego sorprende por la variedad en su poesía. Variedad de temas, de tonos, de estilos. Afirmaba que "yo no soy responsable de que me atraigan simultáneamente el campo y la ciudad, la tradición y el futuro; de que me encante el arte nuevo y me extasíe el antiguo; de que me vuelva loco la retórica hecha, y me torne más loco el capricho de volver a hacérmela -nueva- para mi uso particular e intransferible".



En mitad de un verso

Murió en mitad de un verso,
cantándolo, floreciéndole,
y quedó el verso abierto, disponible
para la eternidad,
mecido por la brisa,
la brisa que jamás concluye,
verso sin terminar, poeta eterno.

Quién muriera así
al aire de una sílaba.
Y al conocer esa muerte de poeta,
recordé otra de mis oraciones.
«Quiero vivir, morir, siempre cantando
y no quiero saber por qué ni cuándo.»
Sí, en el seno del verso,
que le concluya y me concluya Dios.




"Romance del Duero" Gerardo Diego - Vicente Monera



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