viernes, 26 de noviembre de 2010

26 de Noviembre - Conrado





    Nacido en Urbana, Illinois, en 1994, Tao sorprendió a sus padres, primero, y después al medio de la música clásica mundial. A los tres años y medio de edad, el niño prodigio empezó sus clases de piano y a los cuatro años ofreció su primer recital.
“La gente, en general, maneja estereotipos y a los niños músicos nos ven con asombro. Dicen que no somos normales. Sin embargo, no sé qué es la normalidad. Nací así y desde que tengo memoria esto ha sido mi vida. Supongo que no es común y que soy muy diferente de los demás, pero creo que todos somos diferentes y especiales”, expone Tao.
La relación de Tao con el piano y el violín es íntima. El instrumento musical y él llegan a convertirse “en una sola cosa”. Desde el primer contacto, el artista se siente afectado por el instrumento, el cual, incluso, asegura el adolescente, “puede transformar tu manera de tocar y cambiar tu perfil como músico”.
Fuente: eluniversal.com.mx



Conrad Tao - Juilliard Recital - Rachmaninoff Prelude Op 23, No. 2 in B-Flat Major



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    Escritor argentino. Cultivó todos los géneros con un amplio registro que, en su poesía, va desde la ternura y el humor (El grillo, 1923) hasta la melancolía y la reflexión (Claro desvelo, 1937; De otro cielo, 1952). Sus dramas recrean poéticamente argumentos de origen legendario. Triunfó con sus obras de teatro; entre las más destacadas: La cola de la sirena (1944) Una viuda difícil (1944) y El pacto de Cristina (1943). Autor de escritos humorísticos, publicados bajo el seudónimo de Chamico, que tuvieron una gran aceptación y algunos de los cuales se recogieron en colecciones de cuentos. Junto con M. Mármol escribió las biografías de Amadeo Villar (1963) y Alfonsina Storni (1965).
Fuente: biografiasyvidas.com



Yo quisiera una sombra

Yo quisiera una sombra que no fuera la mía,
la de una antigua espada, la de un fino cristal,
la del pájaro en vuelo o la nube borrosa.
Una sombra, otra sombra, para verla pasar.

Otra voz que no fuera esta voz que traduce
hace más de treinta años el rumor de mi mar,
una voz de campanas o de ríos llorosos…
Otra voz de otro acento para oírla cantar.

Y quisiera los sueños que no soñaré nunca,
la angustia que mi alma no sentirá jamás,
el terror de las fieras en la selva sombría,
la alegría radiosa de la alondra solar.

De ese desconocido que ha cruzado la plaza
los recuerdos más tristes quisiera recordar.
Llenarme de otras vidas, otra luz, otras muertes…
¡No ser este hombre solo frente a la eternidad!



Sueño de amor...de Nalé Roxlo



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