miércoles, 5 de enero de 2011

5 de Enero - Amélie





La tenista francesa Amelie Mauresmo nació el 5 de julio de 1979 en Saint-Germain-en-Laye. A los cuatro años, tras ver por televisión la victora de Yannick Noah en Roland Garros, decidió que quería ser tenista. En 1996 ganó los títulos de Roland Garros y Wimbledon en la modalidad junior, y fue nombrada campeona del mundo junior. Tres años después, ya como tenista profesional, derrotó a la número uno del mundo de la época, Lindsay Davenport, llegando a la final del Abierto de Australia.
En 1999 dio una rueda de prensa internacional en la que hizo público su lesbianismo, y a diferencia de tenistas como Billie Jean King y Martina Navratilova, que salieron del armario en épocas anteriores, Mauresmo recibió el apoyo de sus patrocinadores y del público. Sin embargo algunas de sus rivales comenzaron a describirla como “mitad hombre” (Martina Hingis) o “con brazos y hombros de hombre” (Lindsay Davenport), a lo que Amélie respondió en una rueda de prensa que su homosexualidad no le hacía sentirse menos mujer y que su físico era fruto del trabajo y la dedicación al tenis.
En 2003 Amelie ganó la Copa Federación para Francia. En 2004 consiguó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Atenas. Ese mismo año logró el número uno del ránking mundial, siendo la primera jugadora francesa de la historia en conseguirlo. Mantuvo este puesto por cinco semanas, y hasta ahora se mantene dentro de los primeros lugares. En 2006 ganó el Abierto de Australia, el Paris Indoor y el Proximus Diamond Games.
Fuente: culturalesbiana.blogsome.com



Amélie Mauresmo ¿What do you see?



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Nació en Japón, pero cuando probó el chocolate supo que era belga. Así que a nadie puede extrañar que, después de haber crecido dando tumbos como hija de padre diplomático entre Nueva York, Laos, Birmania, China o Bangladesh, acabara escribiendo sobre un tema tan crucial como difícil de resolver en nuestros días: la frontera. “Todos mis libros tratan de eso. De las fronteras”, cuenta Amélie Nothomb.
“Me gusta el miedo, y lo he experimentado a fondo a lo largo de mi vida”
Quizá esa maraña cosmopolita tejida en su obra sea la clave del éxito global que disfruta. Las fronteras exteriores e interiores. Otras cosas también. Asuntos serios como su obsesión por la identidad, y a la vez otros rasgos más livianos, pero no menos determinantes. Una frescura. Un descaro. Un estilo directo y mordaz. Entre irónico y nihilista, siempre rápido, brillante, sorprendente, sujeto a una extraña compulsión que le lleva a escribir a veces más de tres historias al año, aunque sólo publique una.
“Acabo de terminar mi libro número 65”, asegura, abriendo los ojos, un tanto ajena a la melena morena, a juego con sus atuendos negros, coherente con su imagen algo neogótica. Lo ha pulido en su horario espartano. De cuatro a ocho de la mañana, como una especie de vampiresa de la literatura que después de beberse de golpe un litro de té chupa tinta antes de que salga el sol.
Cuando la jornada del resto del mundo comienza, el trabajo de Amélie Nothomb termina. Y así va apilando cuadernos. Unos que han visto la luz, como Estupor y temblores, Metafísica de los tubos, Anticrista, Biografía del hambre o, ahora, De Adán y de Eva (Anagrama), y otros que guarda para sí misma sin enseñar a nadie.
Fuente: elpais.com



Chanteuse RoBERT et Amélie Nothomb



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