Abelardo nació en San Pedro (Prov. de Buenos Aires) el 27 de marzo de 1935. Comenzó a publicar cuentos hacia 1957 –Volvedor ganó un premio en el concurso de la revista Vea y Lea en 1959, siendo jurado Borges, Bioy Casares y Peyrou–. Fundó El Grillo de Papel, continuada por El Escarabajo de Oro, una de las revistas literarias de más larga vida (1959-1974) en la época, caracterizada por su adhesión al existencialismo, al compromiso sartreano del escritor. Su primera obra de teatro, El otro Judas (1959), reitera el problema de la culpa que asume el traidor del Nazareno, tal vez como un secreto instrumento de Dios, quizá desde el acto existencial de la responsabilidad de un hombre por todos los hombres. Culpa y castigo que son tema de numerosos cuentos de este narrador, un hilo conductor por los arrabales, las casas, los boliches, los cuarteles, las calles de la ciudad o de pequeños pueblos de provincia, donde sus personajes llegan, por lo general, a situaciones límite. No son pocas las veces que parecen concurrir a una cita para dirimir un pleito con su propio destino. La fatalidad de los sucesos hace recordar a Borges, una de sus devociones, de quien toma a veces cierta entonación criolla y distante. En otros cuentos, largos períodos apenas puntuados por la coma, aluden a la violencia, al vértigo de las imágenes, al vivir en tensión de sus criaturas. Algunos relatos incursionan en el delirio y lo fantástico y son secretos homenajes a Poe, a quien Abelardo Castillo transformó en personaje teatral en Israfel, obra premiada por un jurado internacional y que tuviera aquí un largo éxito. Dirigió también la revista El ornitorrinco (1977-1987). Algunos de sus cuentos fueron traducidos al inglés, francés, italiano, alemán, ruso y polaco.
Fuente: literatura.org
Abelardo Castillo - Videoentrevista Clarín.com
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Resulta difícil encontrar un cubano o un amante de la música que no haya disfrutado con los acordes de El panquelero, La Cleptómana, Mamá Inés o que no conozca el estribillo de “ponme la mano aquí Macorina” en la voz de quien fue y sigue siendo una leyenda del son cubano: Abelardo Barroso.
Su estilo natural, netamente sonero, quedaba bien enraizado en el gusto popular por la gracia de un timbre vocal muy peculiar, entre nasal y "aguardentoso", que se combinaba a la perfección con el sabor de las inspiraciones del cantante.
Por más de medio siglo Abelardo Barroso acompañó a sus paisanos con la cadencia de su voz, grabó innumerables discos y dejó algunas composiciones, entre las que se destaca el son-pregón titulado El Panquelero, un clásico de su género. Nos abandonó el 27 de Septiembre de 1972, en su ciudad natal, pero su voz como destacado intérprete de la música popular cubana se escuchará siempre y su estilo sirve de inspiración y referencia a las nuevas generaciones de músicos cubanos.
Fuente: Jesús Risquet Bueno.
Abelardo Barroso - Guajira Guantanamera
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