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Santos Chávez nació en Canihual, Provincia de Arauco (Chile) en 1934. Estudió en la Sociedad de Bellas Artes de Concepción con maestros como Tole Peralta y Julio Escámez, para más tarde participar en el famoso Taller 99 en Santiago, donde se convierte definitivamente en grabador bajo las enseñanzas y amistad de Nemesio Antúnez. Huérfano de padre desde muy niño, trabajó por el sustento como pastor de cabras descubriendo un mundo solitario, de cielos abiertos en la Cordillera de Nahuelbuta, lleno de luna, estrellas, pájaros, cabras, caballos, sol y sueños, imágenes que aparecen en toda su obra y que lo convirtieron en el hombre que indagó incansablemente sobre el misterio de la vida.
Entre los reconocimientos que recibió en Chile destacan el premio de honor Andrés Bello de la Universidad de Chile, premio Grace en la Tercera Bienal de Gráfica Americana, premio Altazor a las Artes Nacionales y premio especial del Circulo de Críticos de Arte de Valparaíso.
La fama internacional del grabador lo demuestran sus obras repartidas por el mundo en museos y galerías de EE.UU., Brasil, Cuba, Chile, México, Alemania y Nicaragua.
Fuente: pencopolitano.cl
Santos Chávez - Gravuras Chilenas
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Poseedor de una de las voces más raras, melodiosas y refinadas que haya conocido el cancionero antillano en cualquier época, Santitos Colón aseguró desde las postrimerías de la década de 1950 su sitial entre los mejores boleristas puertorriqueños de todos los tiempos. Pero, igualmente, también descolló en el difícil terreno de la música afrocubana, proyectándose como verdadero maestro a la hora de vocalizar un mambo, una rumba o un son. Este cantante fuera de serie pertenecía a aquella estirpe – hoy extinguida – de intérpretes que se forjaron como “crooners” de orquestas de baile que debían conocer al dedillo todos los ritmos, sin identificarse con alguno en particular.
Fuente: prpop.org
Santos Colón, Tito Puente, Charlie Palmieri (Mambo-inn.com)
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