jueves, 25 de junio de 2009

25 de Junio - Virgilio

VIRGILIO EXPÓSITO



Nació en la ciudad de Zárate, en la Provincia de Buenos Aires. Autor prolífico, con cientos de canciones, tenía catorce años cuando compuso el tango “Maquillaje” y, a los pocos años, el monumental “Naranjo en flor”, dos clásicos indiscutidos del género, ambos inspirados en letras de su hermano Homero. Fue un gran melodista y son muchos los éxitos, tanto por el reconocimiento de la calidad artística de su obra, como por la repercusión comercial. Pero fue un personaje polémico.
Brillante exponente de una generación que, hacinada en los trenes y sedienta de gloria, llegaba al puerto "pobre, sin más cobres que el anhelo de triunfar", acuarelistas de su entorno y de su tiempo, perduran con Virgilio en la memoria colectiva, a través de sus "leyendas que se cantan como tangos".



NARANJO EN FLOR

Era más blanda que el agua,
Que el agua blanda,
Era más fresca que el río,
Naranjo en flor.
Y en esa calle de estío,
Calle perdida,
Dejó un pedazo de vida
Y se marchó...

Primero hay que saber sufrir,
Después amar, después partir
Y al fin andar sin pensamiento...
Perfume de naranjo en flor,
Promesas vanas de un amor
Que se escaparon con el viento.
Después...¿qué importa el después?
Toda mi vida es el ayer
Que me detiene en el pasado,
Eterna y vieja juventud
Que me ha dejado acobardado
Como un pájaro sin luz.

¿qué le habrán hecho mis manos?
¿qué le habrán hecho
Para dejarme en el pecho
Tanto dolor?
Dolor de vieja arboleda,
Canción de esquina
Con un pedazo de vida,
Naranjo en flor.



Karina Levine - "Naranjo en Flor"



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VIRGILIO DÍAZ ORDÓÑEZ



Nació el 5 de mayo de 1895 en la Ciudad de San Pedro de Macorí­s. Murió en Washington el 13 de mayo de 1968. Fue poeta, educador, orador, diplomático y abogado, conocido en el mundo de las letras como Ligio Vizardi, pseudónimo anagramático.
Como poeta fue un obsesionado del ritmo y del sensualismo lí­rico. Hay en sus creaciones poemas que parecen inspirados en las sutiles tonalidades de los nocturnos de Chopin, plegarias románticas para apaciguar los desbordados apetitos sexuales de George Sand en la apacible isla de Mallorca.
Pocos poetas dominicanos han logrado como Ligio Vizardi, usar el lenguaje poético de filiación romántica en forma espontánea y peculiar delicadeza. Y no podí­a ser de otro modo, porque la personalidad del Dr. Virgilio Dí­az Ordoñez, moldeada en las lides diplomáticas, tení­a todas las caracterí­sticas del fino poeta de Los nocturnos del olvido; así­ lo vemos en el poema:


Cuando ya no me quieras

Cuando ya no me quieras
¡qué oscura y triste se pondrá mi vida!
Habrá en mi alma un entierro de quimeras
y una aruga fatal, ¡como una herida!
me nacerá en la frente.




A mi bastón - Virgilio Díaz Ordóñez [1895-1968]

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